Lunes 31 de enero del 2011
El teólogo y sacerdote católico, Hans Küng, ha asestado un nuevo golpe a la Iglesia romana. El anterior se lo propinó mediante una "Carta abierta a los obispos católicos de todo el mundo", justo en el quinto aniversario de la llegada de Benedicto XVI al solio papal, pidiendo, en dicho documento, la reacción del clero ante la crisis de la Iglesia, agudizada por los casos de pederastia.
Ahora, el teólogo suizo ha declarado: "He sido y soy un miembro fiel de la Iglesia. Creo en Dios y en su Cristo, pero no creo en la Iglesia. Rechazo toda equiparación de la Iglesia con Dios, todo infatuado triunfalismo y todo egoísta confesionalismo".
Küng, quien ha sido privado de enseñar por la jerarquía católica, se deslinda de la Iglesia y ratifica públicamente su fe en Dios, lo que no es una novedad en la vida del catedrático emérito de Teología Ecuménica en la Universidad de Tubinga.
Una de las muchas evidencias de que el citado teólogo no cree en la Iglesia católica ni en sus dogmas, es su libro "¿Infalible? Una pregunta", donde rechaza, de manera categórica y documentada, el dogma de la infalibilidad pontificia, aprobado el 18 de julio de 1870, durante la Cuarta Sesión del Concilio Vaticano I.
Sus tesis hostiles a la infalibilidad papal, vertidas en la anterior obra, junto con el contenido del libro "Ser cristiano", que escribiera posteriormente, le valieron a Hans Küng la siguiente condena decretada por Juan Pablo: el retiro de su licencia canónica para enseñar la llamada "missio canónica" (teología católica).
El dogma que cuestiona Hans Küng en su libro "¿Infalible? Una pregunta" establece que el Papa posee la infalibilidad "en virtud de su autoridad apostólica, cuando define una doctrina de fe y moral que deba ser sostenida por toda la Iglesia [...] y que estas definiciones del romano Pontífice son irreformables por su propia naturaleza y no están sujetas al consentimiento de la Iglesia".
El escritor colombiano Gonzalo García-Valdivieso, luego de manifestar que está de acuerdo con Hans Küng y sus opiniones contrarias a la infalibilidad, afirma: "Después de las Cruzadas, de la Inquisición, de su ataque a la ciencia, de su posición frente a los nazis, de su apoyo incondicional a los ricos y poderosos, de su adoración por los regímenes dictatoriales, de su desprecio hacia los problemas del Tercer Mundo y de toda esa mano de locuras que los Papas han hecho durante tantos siglos, sería un sacrilegio pensar que fue el Espíritu el que los convirtió en infalibles".
Durante el pontificado de Juan Pablo II, Küng puso en duda la capacidad de éste "para ser un auténtico jefe espiritual, pastor y defensor de la colegialidad, ecumenista y persona de mentalidad abierta al mundo". Jorge Blaschke indica que "Küng llegó a preguntarse si el Papa era cristiano en el sentido que generalmente se le da a la palabra". Cuestionó, además, el criterio manifestado por Karol Wojtyla en contra del matrimonio de los sacerdotes, el cual consideraba como un derecho garantizado por "el mismo Evangelio y las antiguas verdades católicas".
Pues bien, el teólogo que reprochó que el anterior Papa prohibiera a teólogos, como él expresar sus opiniones, acaba de recibir de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) el título de Doctor Honoris Causa, algo que, seguramente, no verán con mucha simpatía los jerarcas de la Iglesia católica, pues Hans Küng ha sido, desde hace mucho tiempo, una piedrita en la sandalia del Papa.
Fuente:
http://www.oem.com.mx/eloccidental/notas/s2781.htm