miércoles 15 abril 2009
Carlos Marín
De no ser un delincuente confeso en la Presidencia de Paraguay, el del falsario ex obispo Fernando Lugo sería un caso más (en EU nada más 12 mil) de abuso sexual de menores cometido por ministros de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Los mayores escándalos corrieron a cargo del pederasta (y papá vergonzante) Marcial Maciel, fundador de la orden Legionarios de Cristo (1997 y 2009), y las denuncias en cascada que obligaron al Episcopado estadunidense (2001 y 2002) a indemnizar con dos mil millones de dólares a las víctimas de unos cinco mil curas.
Estupro se llama el crimen que cometió el cínico mandatario paraguayo: coito con persona mayor de 12 años y menor de 18, prevaliéndose de superioridad. Acceso carnal con persona mayor de 12 años y menor de 16, conseguido con engaño.
Su abusada cuenta que todo empezó “cuando le llevé las ropas de cama y, al preguntarle si necesitaba algo más, él me dijo que sí, que a mí…”.
En vez de cacarear que “ante mi pueblo asumo todas las responsabilidades…”, el poderoso violador debió entregarse a la policía.
cmarin@milenio.com
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