miércoles, 15 de abril de 2009

obispo Fernando Lugo y modelo Jessica Cirio en escandaloso romance.

. miércoles, 15 de abril de 2009

miercoles 15 abril 2009 Paraguay

En el reclamo de filiación contra el presidente paraguayo, Fernando Lugo, hay un nuevo dato: éste habría engañado a la madre de su hijo con la modelo Jessica Cirio, lo que detonó la demanda.

Ha saltado a las primeras páginas de la prensa de Buenos Aires. Foto: Especial


Acosado por la presión y el escándalo, con un rostro de cansancio y fastidio, señal de no haber pasado una buena Semana Santa, el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, 58 años, reconoció el lunes, en un mensaje a la nación, haber mantenido una relación sentimental con la joven Viviana Carrillo, hoy de 26 años, y admitió la paternidad del niño que nació de esa unión, hace dos años, cuando él aún era obispo emérito de la diócesis de San Pedro, una de las regiones más pobres del país. Lugo habría conocido a Viviana diez años atrás, cuando ella tenía 16, al hospedarse en casa de la madrina de ésta, mientras realizaba labores pastorales en una localidad vecina.


Con su declaración en el Palacio de Gobierno, Lugo sorprendió incluso a algunos de sus más cercanos colaboradores, que hasta minutos antes seguían sosteniendo que la denuncia de paternidad era falsa y “que todo se debía a una campaña en su contra”, según explicó a detalle el diario ABC Digital, de Asunción. Lugo se enfrenta ahora a la posible expulsión del Vaticano —igualmente sorprendido por las agencias de noticias— por haber entablado una prohibida relación sentimental con hijo de por medio. Pero el papa Benedicto XVI se ha de sentir doblemente defraudado, porque el 30 de junio de 2008, en un caso sin precedentes, redujo a Lugo, a pedido de éste, al estado laical para garantizar la paz social en Paraguay, luego de que el candidato izquierdista asumiera como presidente del país dos meses antes.


Ciertamente, Fernando Lugo, que en marzo de 1971, con 20 años, había ingresado en el Noviciado de los Misioneros del Verbo Divino, venía solicitando la venia papal desde tiempo atrás, para poder volcarse de lleno a la organización política, después de una fructífera experiencia que incluyó el catequizar como misionero en la diócesis andina de Bolívar, Ecuador, bajo la guía del célebre obispo y teólogo, monseñor Leonidas Proaño, conocido en los Andes ecuatorianos como “el obispo de los pobres”.


Ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1977, con estudios en Roma en espiritualidad y licenciatura en sociología con especialización en doctrina social de la Iglesia en la Universidad Gregoriana, Lugo fue también profesor del Instituto Superior de Teología de Asunción y miembro de la Comisión Doctrinal de la Conferencia Episcopal Paraguaya y del equipo de Reflexión Teológica del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). En 1992 fue nombrado superior provincial de los Misioneros del Verbo Divino en Paraguay y vicepresidente de la Confederación de Religiosos del Paraguay, además de responsable de las Comunidades Eclesiales de Base en su país.


El 11 de enero de 2005, faltando poco más de dos años para el nacimiento de su hijo con Viviana, el papa Juan Pablo II acepta su renuncia al frente de la diócesis de San Pedro y lo nombra obispo emérito. Un año después, Lugo cosechó sus primeros éxitos políticos al lograr la organización de Resistencia Ciudadana, que agrupó a los principales partidos políticos de la oposición, las cinco centrales sindicales y más de un centenar de asociaciones civiles del Paraguay en contra del presidente paraguayo Nicanor Duarte Frutos. En junio de 2006 lideró la creación de un movimiento de concertación nacional cuya meta era terminar con 60 años de poder del Partido Colorado.


El 18 de diciembre de 2006, Lugo presentó su renuncia al ministerio sacerdotal y episcopal y el 25 anunció su ingreso oficial en la política con miras a los comicios generales de 2008. Su petición de volver al estado laical, sin embargo, no fue aceptada por el Vaticano, que en enero de 2007 lo suspendió “a divinis”. Fue el 4 de mayo de 2007 cuando Viviana, de 24 años, dio a luz a Guillermo Armindo, en el hospital de la Cruz Roja de Asunción. Cuatro meses después, Lugo era proyectado como candidato a la presidencia por la mayoría de los partidos y movimientos políticos y las organizaciones sociales de la Concertación Nacional (CN), constituidos formalmente en la Alianza Patriótica para el Cambio (APC).


El 20 de abril de 2008, con un hijo de casi un año, Lugo fue elegido presidente, destronando al Partido Colorado, en el poder desde 1947.


Ésta, su hazaña gigantesca, en un país pequeño y tradicionalista de poco más de 6 millones de habitantes, se vino abajo con el tardío reclamo judicial de su amante. Según la mejor amiga de Viviana, ella nunca pensó en demandarlo porque “no le interesa la vida pública y no quiere ser primera dama”. Lugo, reconoce la amiga, “nunca dejó de ver al niño ni de darle dinero”.


Es más, se afirma que Lugo y Viviana siguieron relacionándose hasta hace muy poco, lo que explicaría el cambio de actitud: Viviana se enteró “de que Lugo salía con la modelo y vedette argentina Jessica Cirio”, reveló su amiga. Una versión que respalda uno de los abogados de Carrillo y primo de ella, Walter Acosta, quien reveló la semana pasada que la madre de Guillermo Armindo dio su visto bueno contra Lugo al enterarse de que en la vida del ex prelado estaba Jessica Cirio, a quien de paso el escándalo catapultó a las primeras planas de la prensa de Buenos Aires.


Lo tardío de la admisión levantó las críticas opositoras, que cuestionan que el ex prelado hubiese ocultado su paternidad durante tanto tiempo cuando, en rigor, centró su campaña presidencial sobre la necesidad de que la política de Paraguay se base en “la verdad y la transparencia”.


En su demanda por el reconocimiento y prestación de alimentos, Viviana relata que mantuvo relaciones con Lugo desde la edad de 16 años, y ofreció varias pruebas, como mensajes telefónicos, declaraciones de testigos, para asegurar que ella hacía vida de pareja con el hoy presidente hasta hace unos meses atrás, “cuando se deterioraron las relaciones”.


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1 comentarios :

LAW dijo...

OBISPO TOCANDO EL CIELO CON LAS MANOS

Luis Agüero Wagner

http://cleveland.indymedia.org/news/2009/04/37265.php



Un buen día el bondadoso obispo Fernando Lugo, abusador de niñas pobres, decidió que debería refinar sus gustos con algo más acorde al poder de su sotana de amianto, capaz de conferirle absoluta impunidad para mentir..

Ya no correspondía a su rol y status de "político exitoso" una humilde criadita, entregada por su madrina para los servicios personales del monseñor. Tampoco era un prejuicio el hidronacionalismo, después de todo, apenas unas tesis zucolillistas a las que había que someterse para obtener respaldo mediático.

El desgraciado cura de la comarca más miserable, de un país miserable entre miserables, había llegado al edén merced a la endiablada manipulación que hizo de una imagen prestada del oscurantismo, entre masas iletradas imbuidas de machismo, pensamiento mágico y tradición autoritaria.

Fue el castigo de quienes desalojó del poder, ser víctimas de su propia desidia y del genocidio cultural al que sometieron por 60 años al Paraguay.

Para el ángel exterminador, era el momento de probar artículos lujosos, de ser posible carne importada y de la mejor.

Mientras el 99 por ciento de la población vivía en uno de esos días veraniegos paraguayos de tereré y pantallas de cáñamo, el diablo con las inquietantes formas de Jessica Cirio visitó la sacristía.

No había nada que temer, dijo Satanás, las ministras de la Mujer y de la Niñez montaban guardia en los umbrales del templo para mantener alejadas a las feministas. Además, el jefe de prensa y el asesor jurídico ya se habían ido por una lateral sin despertar sospechas, disfrazados de monaguillos.

Finalmente, el santurrón enviado por el altísimo para redimir al Paraguay, tuvo la oportunidad de tocar el cielo con las manos.

Se despojó de la sotana y las sandalias, y las colgó en el crucifijo desteñido que acostumbraba usar como perchero. El Cristo desclavó una de sus manos para sostener las prendas y le guiñó un ojo al monseñor en señal de aprobación.

Una paloma tallada en el extremo superior del altar, que representaba al espíritu santo, levantó vuelo y se perdió por una escalera en espiral hasta la cúpula del campanario.

Escondidas en el confesionario, vigilaban unas monjas fetichistas vestidas de látex mientras el órgano medieval de la iglesia de la Encarnación convertía el soplo del viento en un canto gregoriano.

La Virgen María empezó a llorar sangre, afligida, mientras un santo cobraba vida para acudir a consolarla.

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