Lejos de ser una ocurrencia, el Bando de Policía y Gobierno que Eduardo Romero Hicks trata de implementar en Guanajuato es un claro ejemplo de cómo los gobernantes panistas quieren imponer su formación ultraconservadora.
Éste, que no es un hecho aislado, da muestra de que El Yunque está vigente en las filas del PAN y que, no importándoles violar derechos humanos y libertades universales, tratan por todos los medios de imponer su medieval forma de ver la vida.
Desgraciadamente, son los ciudadanos los que tienen que padecer estas posiciones ultraderechistas que buscan insertarlas en la administración pública con cargo al erario.
Sobre el tema de Guanajuato, está claro que las preocupaciones de su presidente municipal no están centradas contra el crimen organizado, prefiere perseguir a ciudadanos que en pleno derecho optan por besarse en la vía pública y, para ello, quiere destinar a su estructura administrativa con el fin de sancionar y en su caso detener a los que violen la ley del Yunque.
Por supuesto, los jóvenes serán blanco de los ataques y con acciones persecutorias "orientados" a seguir el "comportamiento" que el funcionario panista quiere para sus gobernados.
Pero dicho Bando no sólo va a castigar estas que llaman "faltas a la moral", sino que, además, perseguirá y penará la pobreza de los guanajuatenses; se va a sancionar a aquel que, no teniendo un empleo estable, busque apoyo en el comercio informal, así como al ciudadano que ose consumir algún producto del mismo.
En su pequeña visión de lo que sucede en el país, no se detuvo a reflexionar que, en vez de castigar a los pobres, tiene la obligación de apoyarlos por medio de programas que el municipio debe implementar.
El ambulantaje y el autoempleo de quienes no encuentran otra opción para alimentar a sus familiares, son otras de las preocupaciones del ultraderechista edil, a quien sus compañeros panistas en el municipio le celebraron sus medidas votándolas como si se tratara de un gran programa en beneficio de ciudadanos.
Estas acciones, que castigan a quienes menos tienen, no se limitan a este municipio, sino que el gobierno federal aplica en forma disfrazada estos mismos planteamientos, al permitir incrementos salariales de dos pesos diarios o de dar precarios apoyos al campo.
Basta recordar algunos casos para darse cuenta que no es la primera vez que la ideología conservadora del PAN atenta contra las libertades de la población: en 2007, Luis Enrique Gómez Espejel, titular del Consejo Municipal del Deporte del municipio de Guadalajara, prohibió a sus empleadas usar minifaldas, sin dar alguna explicación para ello.
En 1995, en la misma entidad, el director de Obras Públicas, también panista, asumió una medida con la que impidió que sus trabajadoras utilizaran faldas que llegaran arriba de las rodillas.
Otro caso se dio el año pasado con el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, quien insultó a todos aquellos medios de comunicación y ciudadanos que criticaron la entrega de cerca de 90 millones de pesos de fondos públicos para la construcción de una iglesia.
Hay que entender que 70 años de gobiernos de derecha sólo nos han dejado generaciones de pobreza, miseria, marginación, atraso y olvido, situación por la que ya no debemos aceptar medidas del tipo medieval como las que se quieren aplicar en el gobierno de Romero Hicks y en cualquier entidad gobernada por el Partido Acción Nacional.
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