jueves, 15 de enero de 2009

Los católicos en la política por Guillermo Velasco Barrera

. jueves, 15 de enero de 2009

Jueves 15 de Enero, 2009
Sobre este tema "Los católicos en la política" tenemos la opinion de Guillermo Velasco Barrera, hijo de Guillermo Velasco Arzac, uno de los jefes de El Yunque

crear un partido político que integre a los grupos laicos afines a la doctrina de la Iglesia católica que defienden claramente posturas como la defensa de la vida y la familia, parece que generó una gran indignación y malestar en diversos políticos mexicanos en todo el espectro ideológico. Incluso el panista Gustavo Madero, presidente del Senado, señaló que "hay una franca cultura del laicismo que hay que mantener para que no se metan unos temas y se combinen los temas religiosos con los temas políticos".


Bajo el argumento de que la modernidad del siglo XXI cancela toda posibilidad de participación de la Iglesia en la política o el recordatorio de la frase "a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César", por cierto, comúnmente utilizada desde una absoluta ignorancia de su significado y más bien como un cliché que sustituye la falta de argumentos para entrar a un debate sólido sobre el concepto de la laicidad —que no laicismo del Estado como lo señala el senador Madero seguramente por desconocimiento de los términos— generando una gran confusión en un tema de gran relevancia y de absoluta vigencia.


Es deseable la laicidad que no el laicismo en cualquier país. Lo primero significa que, el Estado, desde una perspectiva aconfesional, y desde una sana neutralidad, garantice las condiciones mínimas para que los ciudadanos de cualquier denominación religiosa tengan la posibilidad de cumplir con sus preceptos, siempre desde luego en el marco legal vigente. Por el contrario, el laicismo, persigue todo intento de manifestación religiosa en la vida pública y en muchos casos, su afán persecutorio se ha dirigido de forma especial contra la Iglesia católica.


Otro argumento utilizado para desacreditar la postura de la Arquidiócesis de México fue el de que la Constitución mexicana prohíbe que la Iglesia participe en política. Al respecto es necesario precisar que, la restricción legal, es para los ministros de culto a quienes impide ocupar puestos de elección popular, pero de ninguna manera se limita la participación de los fieles de cualquier culto para que participen en política, lo cual atentaría contra derechos fundamentales como el de asociación o libertad de expresión.


Muchos han pretendido excluir del concepto democracia cualquier criterio moral para erigirse en referentes morales para la sociedad desde sus propias convicciones. Bajo el argumento del "laicismo", han construido una religión propia que desde un absoluto fanatismo, denosta la acción de aquellos que, desde una posición acorde a sus creencias y convicciones, participan en la política desde diversas alternativas. Ya quedó atrás el tiempo de las catacumbas, México ya vivió el drama de una persecución religiosa fruto de una rabiosa intolerancia por parte de un gobierno que lesionó de forma obscena libertades fundamentales para los mexicanos, entre otras la de la libertad religiosa.


Desde luego que un partido católico en México no podría monopolizar la participación política de los católicos. Ello es impensable. Acorde al magisterio de la Iglesia, los católicos pueden optar por diversos caminos para dicha participación, pero no contraviene ningún precepto legal el que un colectivo de católicos, a la luz de un ideario común, fruto de sus propias convicciones, decidan, en el marco de un país que se precia de ser democrático, presentarse como alternativa política para muchos que, con la gama actual de opciones no se siente identificados o se siente defraudados.


Alrededor del mundo hay partidos políticos inspirados en las causas más diversas: en España, por ejemplo, existe el Partido antitaurino contra el maltrato animal, o el Partido cannabis, que pugna por la legalización de la mariguana. En Holanda, los pedófilos, han formado un partido político denominado Caridad, Libertad y Diversidad, que pretende reducir la edad legal para las relaciones sexuales a los 12 años y eventualmente eliminar todos los límites. Igualmente, en este país, existe un partido que defiende los "derechos" de los animales en el Parlamento.


Muchos pregoneros de la libertad como el único valor que se dicen demócratas, aplaudirían la llegada a México de agrupaciones como las referidas, propias de sociedades decantes que, en el afán de novedades, han llegado a paroxismo del sinsentido. Pero eso sí, se rasgan las vestiduras ante la propuesta de que algunos grupos, afines a la doctrina de la iglesia mayoritaria en México, ejerzan uno de sus derechos más fundamentales.
Guillermo Velasco Barrera

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