El cura antisemita que puso en apuros a Benedicto XVI

Miércoles 28, Enero 2009

Ningún otro hombre de Iglesia ha logrado poner tan en apuros al Papa alemán como Richard Williamson, nacido en Londres hace 68 años. Benedicto XVI lo perdonó a él y a otros tres obispos que habían sido excomulgados hace veinte años por Juan Pablo II. Eso ocurrió el sábado pasado y tres días antes, con cara serena, se vio una entrevista de la TV pública sueca en la que el obispo ultrarreaccionario dijo una ristra de infamias. Las cámaras de gas y el Holocausto no existieron. En los campos de exterminio murieron entre 200 y 300 mil judíos y no seis millones, pero ninguno fue gaseado. En su última intervención estelar antes de ser acogido en los brazos de la Santa Iglesia por disposición del Papa, monseñor se despachó con el más escándaloso discurso negacionista.






Desde 2003, Williamson es el director del seminario que la Fraternidad Pío X de los ultramontanos seguidores de monseñor Marcel Lefebvre tiene en La Reja, en la lejana Argentina. Recién ayer se supo con claridad que Williamson enseña en nuestro país.



Las presiones del Vaticano deben haber sido muy fuertes para que ayer, el sucesor de monseñor Lefebve como superior de la Fraternidad Pío XI en Econe, Suiza, monseñor Bernard Fellay, haya repudiado las declaraciones de Williamson y pedido un público perdón "al Sumo Pontífice y a todos hombres de buena voluntad por los efectos dramáticos de su acto". Fellay constató "con tristeza" que las declaraciones del obispo "desacreditan nuestra misión".



Marcel Lefebvre, que fue obispo de Dakar, en Senegal, en los tiempos coloniales franceses, protagonizó el más poderoso cisma que sufrió la Iglesia católica en el siglo XX. La Fraternidad tiene hoy 480 sacerdotes y se ha implantado en 31 países.



¿Qué habrá pensado monseñor Williamson? El más duro de los tradicionalistas no nació en una familia católica sino anglicana, se convirtió mientras estudiaba en la Universidad de Cambrigde. En 1972, no mucho después de que Lefebve fundara el seminario de Econe para luchar contra el Concilio Vaticano II y en favor de la restauración de la misa en latín, Williamson se incorporó a los estudios. Cuatro años después, Lefebvre consagró a él y a otros seminaristas como sacerdotes, obligando al Papa Pablo VI, muy amargado, a suspenderlo a divinis. Recuerdo aquel gran espectáculo litúrgico preconciliar y contra "el Papa bastardo del Concilio bastardo", como decían muchos lefebvrianos, porque como periodista estuve entre el público.



Lefebvre, quien murió en 1991, mandó a Williamson a dirigir el seminario Winona en Minnesota y lo hizo obispo. Fueron cuatro los consagrados en el desafío a Roma y Juan Pablo II respondió fulminando a todos con la excomunión. Debían pasar veinte años antes que llegara el perdón del ultraconservador Benedicto XVI el sábado pasado.



La remisión de la excomunión fue considerada por muchos como la lógica consecuencia de la anterior decisión del actual Papa de reimplantar la misa en latín. El teólogo disidente Hans Kung, viejo amigo distanciado del Papa, dijo ayer que "está en curso una vasta restauración y es en el contexto de esta continua marcha hacia atrás que se explica".



Los obispos de Suiza recordaron ayer a los lefebvrianos --y sin decirlo al mismo Papa--, que los perdonados no están aún claramente dentro de la Iglesia "por sus diferencias profundas". "Con ellos no hubo aún ni reconciliación ni rehabilitación. El gesto del Papa es un primer paso". Los obispos helvéticos, en un comunicado firmado por su presidente monseñor Kurt Koch, afirman que "la Iglesia católica no puede aceptar jamás la negación del Holocausto". Y concluyen que "el antisemitismo es una peste".



Al obispo Richard Williamson y a los otros tres perdonados, los episcopales suizos recordaron también que aunque el Papa les remitió la excomunión "sigue vigente la suspensión a divinis, por lo que no tienen permitido ejercitar el ministerio episcopal"


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