Jueves, 5 Febrero, 2009 Mexico
Las últimas noticias del padre Maciel no pueden sino inaugurar nuevas formas de apreciación de su augusta y admirable figura. Según han revelado fuentes demasiado próximas a tan venerable personaje, el hombre que estuvo así de la santidad llevaba, como cantan los de Soda Stereo, una doble vida: tuvo una amante y pudo haber engendrado cuando menos un hijo.
Claro, los canallas tratarán de difundir la especie de que los publicistas de Maciel quieren humanizar con esta información al ensotanado, pues al revelar que tenía su querida se podrían disolver en el perol cáustico de la historia los malsanos infundios en torno a su sacrosanta pederastia.
De pionero en las terapias de estimulación temprana a seguidor de la leyenda del padre Amaro, todo parece indicar que este hombre pío se propuso en vida superar las leyendas extremas de Sergio Andrade desde la comandancia de la aguerrida feligresía de los Legionarios de Cristo.
Bueno, junto a la leyenda del padre Maciel, palidece incluso el mito que don Joaquín Gamboa Pascoe, el siempre humilde y carismático líder de la CTM, siempre ha luchado por combatir: que los líderes sindicales se enriquezcan con las cuotas de los agremiados. Después de ver a tan modesto proletario transportarse en pequeñas limusinas, vestir desafiantes tacuches a la medida, zapatitos de charol (¿quién pompó?) y relojotes dorados de tablajero, no queda más remedio que proponerlo para que le den una beca del Peje para adultos en plenitud. Sobre todo ahora que se pretende que los sindicatos transparenten su dudoso manejo de los recursos de los working class heroes.
No se vale, al rato van a querer que a la mitad de sus asambleas les metan unos spots del IFE por cortesía de las televisoras.
Como quiera que sea, allí donde se encuentre disfrutando de su justificada fama, el padre Maciel tiene que saber que se ha convertido en un rockstar.
Es una tristeza que aquellos que se aferraban a sus enseñanzas como a un clavo ardiente hoy digan que alrededor de su existencia "…hubo aspectos inapropiados para un sacerdote católico". Digo, ¿qué no saben que por menos de eso colgaron la cabeza del cura Hidalgo en la Alhóndiga de Granaditas?
A Marcial Maciel le gustaban la doble vida (ya nomás falta que nos digan que le iba al América, estuvo con Los Chuchos y fue el feliz propietario de una Hummer de la maestra), pero si le hubieran dejado elegir habría sido el viejo truhán capitán de un barco que tuviera por bandera, un par de tibias y una calavera.
¿Se quedarán sin beatos las catedrales?
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