La Junta Diocesana de Laicos (JUDILA) de la diócesis de Ciudad del Este pidió a la nunciatura en nuestro país la expulsión del padre Carlos Urrutigoity, acusado por abuso sexual en Estados Unidos, de la diócesis altoparanaense. Los laicos también cuestionan el actuar del obispo del Alto Paraná, Mons. Rogelio Livieres Plano, en su manejo poco claro del caso.
En una nota dirigida al nuncio apostólico Orlando Antonini, los laicos manifiestan su preocupación por la presencia al frente del seminario diocesano del padre Carlos Urrutigoity, un sacerdote argentino denunciado en varias oportunidades por acoso.
Según varias publicaciones en diferentes medios, Urrutigoity ya fue denunciado por acoso cuando era estudiante del seminario de La Reja (Argentina). Luego ingresó al movimiento de Marcel Lefevbre (cardenal cismático, excomulgado por Juan Pablo II), de donde fue nuevamente expulsado por otra denuncia de acoso. Las otras dos se produjeron en la diócesis de Scranton (EE.UU), según las publicaciones.
Sin embargo, monseñor Livieres Plano asegura que todos los procesos en contra de Urrutigoity fueron rechazados tanto en el ámbito de la justicia civil como en el ámbito eclesial. Argumentó que todo el proceso fue seguido y certificado por la nunciatura en Asunción y que cuando se demostró fehacientemente la inocencia del referido sacerdote, decidió incardinarlo en Ciudad del Este.
Urrutigoity, juntamente con el padre Eric Ensey, fue expulsado de la diócesis de Scranton y la Sociedad de San Juan (una comunidad de sacerdotes tradicionalistas ex lefevbristas) fue disuelta por el obispo de Scranton, Joseph Martino. Ambos sacerdotes se trasladaron al Paraguay, donde, con el apoyo del obispo Livieres Plano, volvieron a recrear la referida comunidad religiosa.
Según Livieres Plano, Ensey vive actualmente en Roma; en cambio, Urrutigoity fue incardinado en la diócesis de Ciudad del Este en julio pasado y está como formador del seminario diocesano. El nombramiento de Urrutigoity al frente de la casa de formación generó un gran malestar en la comunidad sacerdotal del Alto Paraná y entre los laicos, más aún porque durante todo el proceso de incardinación sus antecedentes fueron mantenidos en secreto.
"Nos apena que esté frente a una institución tan importante como lo es un seminario de formación para clérigos, personas acusadas de homosexuales y nada menos que expulsadas de la Iglesia Católica, según documentos que obran en nuestro poder", señala la nota dirigida a Antonini.
En otra parte el escrito dice lo siguiente: "Atendiendo a las publicaciones, el padre Carlos Urrutigoity tiene por lo menos cuatro denuncias sobre abusos sexuales, al igual que el padre Eric Ensey, ambos expulsados de la Iglesia Católica".
"Sin embargo, en conocimiento pleno de estos hechos, fueron acogidos por el obispo Rogelio Livieres Plano y nada menos incardinados estando frente a una institución donde se están preparando jóvenes para ejercer el sacerdocio, hechos que lamentamos que hayan sido permitidos por el obispo, a quien le comprometemos de estos hechos", dice otra parte del escrito.
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Según varias publicaciones en diferentes medios, Urrutigoity ya fue denunciado por acoso cuando era estudiante del seminario de La Reja (Argentina). Luego ingresó al movimiento de Marcel Lefevbre (cardenal cismático, excomulgado por Juan Pablo II), de donde fue nuevamente expulsado por otra denuncia de acoso. Las otras dos se produjeron en la diócesis de Scranton (EE.UU), según las publicaciones.
Sin embargo, monseñor Livieres Plano asegura que todos los procesos en contra de Urrutigoity fueron rechazados tanto en el ámbito de la justicia civil como en el ámbito eclesial. Argumentó que todo el proceso fue seguido y certificado por la nunciatura en Asunción y que cuando se demostró fehacientemente la inocencia del referido sacerdote, decidió incardinarlo en Ciudad del Este.
Urrutigoity, juntamente con el padre Eric Ensey, fue expulsado de la diócesis de Scranton y la Sociedad de San Juan (una comunidad de sacerdotes tradicionalistas ex lefevbristas) fue disuelta por el obispo de Scranton, Joseph Martino. Ambos sacerdotes se trasladaron al Paraguay, donde, con el apoyo del obispo Livieres Plano, volvieron a recrear la referida comunidad religiosa.
Rogelio Livieres Plano
La comunidad de San Juan fue creada por sacerdotes ex lefevbristas que promueven la práctica del catolicismo tradicional, como por ejemplo la celebración de la misa en Latín y otros.Según Livieres Plano, Ensey vive actualmente en Roma; en cambio, Urrutigoity fue incardinado en la diócesis de Ciudad del Este en julio pasado y está como formador del seminario diocesano. El nombramiento de Urrutigoity al frente de la casa de formación generó un gran malestar en la comunidad sacerdotal del Alto Paraná y entre los laicos, más aún porque durante todo el proceso de incardinación sus antecedentes fueron mantenidos en secreto.
"Nos apena que esté frente a una institución tan importante como lo es un seminario de formación para clérigos, personas acusadas de homosexuales y nada menos que expulsadas de la Iglesia Católica, según documentos que obran en nuestro poder", señala la nota dirigida a Antonini.
En otra parte el escrito dice lo siguiente: "Atendiendo a las publicaciones, el padre Carlos Urrutigoity tiene por lo menos cuatro denuncias sobre abusos sexuales, al igual que el padre Eric Ensey, ambos expulsados de la Iglesia Católica".
"Sin embargo, en conocimiento pleno de estos hechos, fueron acogidos por el obispo Rogelio Livieres Plano y nada menos incardinados estando frente a una institución donde se están preparando jóvenes para ejercer el sacerdocio, hechos que lamentamos que hayan sido permitidos por el obispo, a quien le comprometemos de estos hechos", dice otra parte del escrito.
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4 comentarios :
He pasado por tu blog y lo encuentro muy interesante. Visitame en: http://themiddlefinger-naape.blogspot.com/
NO OLVIDAR QUE OTRO OBISPO (Tio del actual) ESTUVO INVOLUCRADO EN ESCANDALOS SIMILARES ALLA POR EL 2002
Obispos del Paraguay expresan solidaridad con Mons. Livieres Banks
La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) expresó ayer su solidaridad con el obispo de Encarnación, Mons. Jorge Livieres Banks, acusado de coacción y abuso sexual por un grupo de jóvenes. Los obispos expresaron su indignación ante una supuesta campaña llevada a cabo por algunos medios de comunicación social. De persecución programada, con ensañamiento fanático y vergonzoso trataron los obispos las denuncias. Aseguraron que se pretende confundir a la opinión pública y que el tratamiento informativo es inescrupuloso además de infamante. Para los obispos, la justicia ha actuado con normalidad hasta hoy día dentro de la legislación vigente.
CIERTO; QUE MEMORIA FLACA TENEMOS PARA RECORDAD ALGO SIMILAR Y DE UN PARIENTE CERCANO!!
Numerosos fieles dieron su apoyo a Livieres Banks
ENCARNACIÓN (Mabel Rehnfeldt, Nelson Zapata, Juan Augusto Roa y Marité Ocampos). Movimientos de laicos y religiosos vinculados al obispado de Encarnación realizaron ayer una misa y acto de apoyo al obispo de esta ciudad, Jorge Livieres Banks, quien soporta denuncias por supuesto abuso y coacción sexual. A la ceremonia asistió el obispo de Misiones, Mons. Mario Melanio Medina. Mientras en la Catedral se realizaba la misa, una veintena de manifestantes con pancartas exigía la renuncia de Livieres y el esclarecimiento de los hechos denunciados.
La policía montó un fuerte dispositivo de seguridad frente a la Catedral.
OTRA PERLITA DEL PRELADO DEL OPUS DEI EN EL ALTO PARANA
Y OH COINCIDENCIA SIEMPRE SOBRE ABUSO SEXUAL, QUE HABRA¿?
Feligresía lamenta suspensión de sacerdote en Salto del Guairá
La feligresía católica de Salto del Guairá lamentó la suspensión del padre Juan Manuel Martínez, resuelta por el obispado de la diócesis del Alto Paraná y Canindeyú, supuestamente por haber reincidido en hechos de acoso homosexual. Sin embargo, en la comunidad solo se habla de su gran calidad como pastor y de los trabajos que estaba desarrollando en pos del bienestar de las familias.
P. Juan Manuel Martínez
SALTO DEL GUAIRA (Rosendo Duarte, corresponsal). En un encuentro realizado en el salón municipal de esta comunidad, un grupo de aproximadamente 30 personas analizaron la salida del padre Juan Manuel Martínez (SDV) de la parroquia San Miguel Arcángel de esta comunidad, supuestamente por acoso homosexual. “A todos nos tomó de sorpresa porque el padre es un gran sacerdote y toda la feligresía hemos aprendido a apreciar profundamente su trabajo pastoral”, señaló la coordinadora de la pastoral parroquial, Emerenciana de Báez.
La conclusión a la que se llegó en el encuentro es que el sacerdote fue “condenado” por su supuesto comportamiento homosexual en el pasado, cuando trabajaba en la zona de Ciudad del Este, porque en esta comunidad tuvo un comportamiento excepcional, según opinó la mayoría.
El sacerdote fue suspendido en el 2005 por la diócesis del Alto Paraná y Canindeyú, al ser denunciado por acosar a tres jóvenes en la capital alto paranaense.
La parroquia San Miguel Arcángel de Salto del Guairá atraviesa por una crisis tras la suspensión por homosexualismo de un sacerdote que trabajaba en el lugar.
Pero luego de seguir un tratamiento en el Brasil, se le dio una nueva oportunidad para continuar en el sacerdocio, bajo el título de vicario cooperador de la parroquia San Miguel Arcángel de esta comunidad.
Sin embargo, el pasado 1 de este mes, el obispo de Ciudad del Este, Mons. Rogelio Livieres, volvió a suspenderlo porque supuestamente reincidió en su comportamiento anterior.
La decisión se había basado en un informe del padre Isidoro Cabral, cura párroco de la comunidad.
Para un gran sector de la feligresía local, sin embargo, la última determinación del obispo Livieres estaría basada en celos pastorales dentro de la iglesia local.
La feligresía local pediría al obispo Livieres que dé a conocer la acusación o el informe en el que se basó para alejar al admirado sacerdote.
El párroco local, padre Cabral, dijo que es muy dolorosa la situación por la que está atravesando la iglesia local, pero aseguró que el único responsable de la ida del padre Juan Manuel Martínez de la comunidad es él mismo.
Aseguró que, efectivamente, su colega reincidió en su debilidad.
“El padre Juan Manuel debe reconocer su problema, para no confundir ni culpar a nadie. Reconoció, no obstante, que hubo desentendimiento entre ambos porque su colega estaba interfiriendo en una línea pastoral que él había definido.
FUERTES ACUSACIONES
Por su parte, el padre Juan Manuel Martínez, a través de una carta, acusó al párroco local de graves hechos de comportamiento indecoroso. “¿Quién me juzga y me condena? Un hombre de larga trayectoria de abuso y acoso sexual, cuyo problema está latente y nunca se enfrentó porque el dolor y la vergüenza natural de las mujeres jamás permitió dar a conocer los casos concretos. ¿Cómo se puede explicar que se hayan sucedido en tan poco tiempo de tres años tantas secretarias y cocineras?”, dice una parte del escrito. Pero, según la diócesis, el padre Cabral no tiene ninguna acusación firmada.
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