viernes, 12 de diciembre de 2008

LA PINTARON LOS ANGELES? MITO DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

. viernes, 12 de diciembre de 2008

12 Diciembre 2008, Mexico





Nuestra Señora de Guadalupe es una advocación mariana cuya imagen se venera en la Basílica de Guadalupe, en el norte de la Ciudad de México. Para los católicos, es patrona de México y de toda América.


De acuerdo con el canon católico, la Virgen de Guadalupe se apareció cuatro veces a Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac. Tras una cuarta aparición, la Virgen ordenó a Juan Diego que se presentara ante el primer obispo de México, Juan de Zumárraga, en cuya presencia apareció milagrosamente la imagen que se venera en la actualidad en el santuario de La Villa de Guadalupe —conocida popularmente en México como La Villita—. Las mariofanías habrían tenido lugar en 1531, ocurriendo la última el 12 de diciembre de ese mismo año, aunque el relato canónico de las apariciones del Tepeyac —el Nican mopohua— fue publicado en 1649 en el marco de un resurgimiento del culto a la imagen guadalupana que de esa manera se salvó del olvido.


La veracidad de las apariciones marianas ha sido puesta en duda por diversas personalidades a lo largo de la historia. Desde el siglo XVI, los franciscanos veían con recelo la veneración con rasgos de adoración a la Virgen de Guadalupe —a la que los indígenas llamaban Tonantzin, como a la antigua diosa de la tierra de los mexicas— porque veían en ella un engaño de los indígenas recién cristianizados. Más tarde, en el siglo XIX, fray Servando Teresa de Mier pronunció un sermón sobre la Virgen que le costó la cárcel y el destierro. Finalmente, en 1996, el arcipreste de la Basílica, Guillermo Schulenburg, negó la autenticidad de las mariofanías guadalupanas. De cualquier modo, la Virgen de Guadalupe forma uno de los íconos más representativos de la religiosidad y la cultura del México actual y su culto sigue atrayendo millones de personas de todo el mundo que marchan en peregrinación hacia su santuario del Tepeyac.


Aparición ante san Juan Diego y Juan Bernardino

Según la historia narrada en el Nican Mopohua, la Virgen María se manifestó al indígena Juan Diego, quien era originario de Cuautitlán (que pertenecía al señorío de Texcoco), y a su tío Juan Bernardino, ambos convertidos al cristianismo pocos años atrás a raíz de la conquista española.


El Nican Mopohua dice que la Virgen le reveló el nombre «Guadalupe» a Bernardino cuando éste se encontraba enfermo de gravedad, aunque los entendidos en el tema dicen que es imposible que la Virgen se haya nombrado a sí misma Guadalupe ante el anciano, ya que Juan Bernardino no entendía la lengua castellana traída por los españoles al Nuevo Mundo, por tanto el diálogo tuvo que haberse desarrollado en la lengua nativa, que era el náhuatl (lengua viva hablada por más de 2,5 millones de personas), en la que no existen las consonantes g ni d.

Una explicación de este error podría ser la aparición haya dicho que era la Virgen Tequatlasupe, y que —debido a que para los españoles era muy difícil de pronunciar ese nombre— los españoles la llamaron «Virgen de Guadalupe» (relacionándola con la Virgen de Guadalupe extremeña). El obispo de México probablemente tenía interés en que el nombre de la virgen fuera el de Guadalupe, para así contar con la simpatía de Hernán Cortés, que era devoto de la Virgen de Guadalupe —patrona de su región (Extremadura, España)— y que llevaba consigo una imagen de madera.

Una segunda explicación es que quizá la Virgen de Guadalupe se comunicase en el idioma nativo de Juan Diego, pero usó su nombre de Guadalupe (extremeño de origen árabe).

Una tercera explicación de este error podría ser que todo el relato es falso.

Por otro lado, tequatlasupe significa ‘la que aplasta la cabeza de la serpiente’. En esa época en México se adoraba a Quetzalcóatl, el dios serpiente, y la Virgen llegaba para sustituir su culto.


Milagro ante fray Juan de Zumárraga

La narración dice que uno de los testigos de las apariciones de la Virgen de Guadalupe fue fray Juan de Zumárraga, primer obispo de la ciudad de México, D. F..

Se dice que la Virgen María, en su advocación de Virgen de Guadalupe, se apareció en varias ocasiones ante el converso mexica Juan Diego Cuauhtlatoatzin el sábado 9 de diciembre de 1531 en el cerro del Tepeyac y le pidió que fuera en busca del obispo y le dijera que ella solicitaba la creación de un templo en ese lugar. Cuenta la historia que el indígena fue en busca de fray Juan de Zumárraga para contarle de la solicitud de la virgen, pero fray Juan no creyó en las apariciones. Pues era común este tipo de historias. Así que Fray Zumárraga le pidió una prueba de las apariciones de la Virgen.


En respuesta a la petición del obispo, ésta pidió al indígena que cortara unas rosas de Castilla como pudiera de la cumbre del cerro y se las llevara al obispo (En ese tiempo era invierno y la zona del cerro era una zona árida, no apta para el crecimiento de flores como las rosas). El indígena obedeció al obispo y guardó las rosas dentro de su tilma o ayate (tipo de toga abierta por los lados). Luego baja Juan Diego del cerro, y la Virgen acomoda las rosas, y le dice que pida una audencia al obispo para mostrarle la prueba. Al llegar adonde estaba el obispo, luego de un rato, este estira su ayate para tender las rosas sobre la mesa. Sobre el ayate esta la imagen estilizada (artística, no fotográfica) de la Virgen de Guadalupe. La prueba para el fray no fueron solamente las rosas, sino el milagro de la pintura de la Virgen de Guadalupe sobre el ayate. La imagen que hoy en día conocemos es*(falta referencia bibliografica) la misma que la de ese día del año 1531.

Incoherencia

Después de la fecha de las apariciones, fray Juan de Zumárraga vivió muchos años, escribió muchas cartas, notas y hasta un catecismo llamado Regla cristiana. Pero en ninguno de estos textos menciona haber sido testigo de aparición o milagro alguno. Por el contrario, dentro del catecismo que escribió muchos años después de las apariciones se pregunta lo siguiente: «¿Por qué ya no ocurren milagros?». Y responde él mismo: «Porque piensa el Redentor del mundo que ya no son menester».,



Verosimilitud

La imagen de la tela no es naturalista: no trata de ser una fotografía de una persona real, sino que se trata claramente de una representación artística. El rostro y las manos no tienen ninguna pretensión de verosimilitud: son claramente artísticas.

Las fotografías de acercamiento indican que se han aplicado pigmentos para iluminar áreas del rostro y para oscurecer la textura de la tela. También se ve un obvio resquebrajamiento de pintura a lo largo de las costuras de la tela. El infrarrojo también muestra que hay líneas oscuras debajo de la pintura de las ropas de la Virgen, que sugieren que antes de pintar la tela se le hizo un bosquejo preparatorio.[4]

El retratista Glenn Taylor señala que la raya del pelo ha sido mal centrada (o sea, se ve centrada en este cuadro porque la Virgen tiene la cabeza inclinada, pero si irguiera la cabeza y mirara hacia el espectador, la raya le quedaría corrida varios centímetros hacia su izquierda). Los ojos, incluidos los iris, tienen rebordes —como sucede frecuentemente en las pinturas... aunque no en la realidad—. Esos rebordes parecen haber sido hechos con un pincel. Esa y otras evidencias sugieren que probablemente la pintura fue copiada (por un artista no muy experto) de un original expertamente pintado.

Marcos, el autor indígena

De hecho, durante una investigación formal de la tela en 1556 (año de la supuesta escritura del Nican Mopohua) se declaró que la pintura «la pintó un indio el año pasado», específicamente el pintor indígena Marcos. Probablemente sería el pintor azteca Marcos Cipac de Aquino, quien trabajaba en la ciudad de México en esos años.

En 1985, el analista forense John F. Fischer y el escritor Joe Nickell informaron estas evidencias en una investigación iconográfica y folclórica de la imagen de Guadalupe en la revista estadounidense Skeptical Inquirer. También mencionaron algunas de las seudociencias que la imagen había atraído. Por ejemplo, algunas personas declaraban ver rostros —incluido el de san Juan Diego— en fotografías magnificadas y retocadas del interior de los ojos de la Virgen, pero se considera una evidencia de pareidolia (la habilidad imaginativa para percibir imágenes, al estilo de un test de Rorschach).[5]

Recientemente estas apreciaciones fueron confirmadas por la revista Proceso, que informó acerca de los resultados de un estudio de la imagen de Guadalupe. Fue llevado a cabo en 1982 por el perito José Sol Rosales, exdirector del Centro Nacional de Registro y Conservación para Obra Mueble, del INBA, a pedido del director de la basílica, Guillermo Schulenburg.

Rosales examinó la tela con un microscopio estéreo y observó que la tela es de lino con alguna mezcla de cáñamo o fibra de cactus. Fue preparada con una pincelada de imprimidor blanco (sulfato de calcio) y luego se pintó la imagen en pintura al temple (agua, pigmento y un medio de unión). El experto opinó que el artista utilizó una paleta muy limitada, consistente en colores, de sulfato de calcio (conocido entonces como tizatl) y de un negro (extraído del hollín del humo del ocote), blanco, azul, verde y tierras, carmín (elaborado a base de cochinilla) y oro.

El análisis detalló otras características de la pintura: su estilo, los repintes que se le aplicaron a lo largo del tiempo, las mutilaciones sufridas. Rosales concluyó que la imagen no se habría generado sobrenaturalmente sino que habría sido un artista que utilizó los materiales y métodos del siglo XVI.[6]

Guadalupanos anti-aparicionistas

Existieron algunas opiniones contrarias, dentro de la misma Iglesia. En 1995, Guillermo Schulenburg (abad-director de la Basílica de Guadalupe) declaró a la revista católica mexicana Ixtus lo siguiente:[cita requerida]:

Ixtus: ¿Existió Juan Diego?
Schulenburg: No. Es un símbolo, no una realidad.
Ixtus: ¿Entonces cómo encaja la beatificación que de él hizo el papa?
Schulenburg: Esa beatificación es un reconocimiento de culto, no es un reconocimiento de la existencia física y real del personaje; por lo mismo, no es propiamente una beatificación.

Semanas después de esta serie de declaraciones, Schulenburg tuvo que renunciar a su cargo de abad de la basílica de Guadalupe (habiendo ejercido el cargo por más de treinta años).


12 comentarios :

Anónimo dijo...

se les olvido decir que antes tenia una corona en la pintura y despues la borraron

Anónimo dijo...

No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra:

No te inclinarás á ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, á los que me aborrecen,

BIBLIA, EXODO 20:4



Y que hago misericordia en millares á los que me aman, y guardan mis mandamientos.

Anónimo dijo...

LA QUIEREN MUCHO QUE EN SU DIA SE TIRAN AL VICIO, SI EN VERDAD EXISTIERA, YA LOS HUBIERA CASTIGADO CABRONES

Anónimo dijo...

Los principales idolatras y paganos siempre fueron los Romanos, junto con los Griegos y Egipcios. La tal virgen de Guadalupe y demás virgenes inventadas por la iglesia catolica, junto con la supuesta virgen María no son otra cosa que Venus y Afrodita, viejas encueradas que nomás vistieron y les cambiaron de nombre. Prueba de ello es que los mismos dibujos que rodean a Venus y a Afrodita son los mismos que rodean a dichas supuestas virgenes (sobre todo los supuestos angelitos). El mismo fraude acontece con la ostia y el ostiario, no es otra cosa que Osiris, el Dios sol. Lo dificil de creer; no es que los Romanos hayan sido tan mendigos para engañar y robarse la cristiandad, sino la bola de imbeciles que creen a sus mentiras solapadas por el PAN Televisa y TV Azteca.
Enrique
P.D.Excelentes comentarios: El segundo y el tercero; aunque un poco grotesco pero muy veraz.

Anónimo dijo...

estoy mirando la linea central de su cabello y no va acorde a la inclinacion.
son curiosos estos datos que pusiste y muy verdaderos y tambien es muy real que ese dia lo agarran para los vicios

Anónimo dijo...

EL PEZ MUERE POR LA BOCA

Anónimo dijo...

es un mito nada mas como van a pensar que la pintaron los angeles no creo que los angeles tengan tan mal gusto no entiendo como pueden creer en puros iconos,gente vacia de argumentos todo lo que esta en la tierra fue hecho por los humanos aqui no creo que haya metido sus putas manos jesus o como quiera que se llame

Anónimo dijo...

Los españoles conquistaron a este pais militarmente. luego psicologicamente, inventaron una virgen morena del mismo color de piel que los indigenas, para que la quisieran, de esta manera los españoles nos dominaron tantos siglos, ojala y algun dia se pudieran hacer estos estudios cientificos a este lienzo y se trasmitiera a nivel nacional la farsa de esta virgen, a lo mejor seriamos mejores personas.

Anónimo dijo...

muy bueno tu comentario cuanta razon le encuentro estuve mirando un documental sobre el niño de belen y cuanta farsa tienen los mierdas de rezanderos como van a creer en ese engendro saludos a todos feliz navidad me voy a masturbar pensando en el niño jesus

Anónimo dijo...

angy yo le estuve mirando los pelos del pubis y no va acorde con los pliegues de los labios vaginales, en la mierda que te fijas, cuando te vas a dar cuenta que todo es un puto engaño pero hay que tenerte paciencia yo no te tengo paciencia ni nada que se le paresca la idiotez es idiotez y no hay peor zangano que el que no quiera pensar chau que te mejores

Anónimo dijo...

Sea lo k sea soy guadalupano y al que no le guste k se busk. En k creer. Y ke deje creer a los demas en lo k kieran

Anónimo dijo...

La fe, la renuncia a la razón, al pensamiento racional, a la valoración objetiva. La prueba de la renuncia a la facultad del pensamiento crítico, y por tanto, dar la posibilidad a ser subordinados por ideas mágicas e irreales se ven reflejadas en comentarios como: "Yo creo, les guste o no, son mis creencias" entre otras. Mil gracias a la Mujer de Púrpura

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