Vestigios de Maciel entorpecen la canonización de Juan Pablo II

Sábado 18 de Diciembre del 2010


A pesar del comportamiento obsceno de Marcial Maciel Degollado, que destrozó la vida de algunos miembros de los Legionarios de Cristo y estudiantes de los establecimientos de dicha congregación católica, existen personas que siguen admirando su vida y obra. 


En la vida de Maciel no hay nada digno de admiración, pues esta persona hizo del sexo el "artefacto multifuncional" que le serviría para "recaudar dinero y lograr el poder". En esos términos se expresa Alejandro Espinosa Alcalá de su tío y también fundador de La Legión ("El ilusionista Marcial Maciel. Biografía no autorizada").

A pesar de que sobre las prácticas pederastas de Maciel ha corrido bastante tinta, hay gente en su natal Cotija, Michoacán, que piensa que todo lo que se ha dicho respecto a éste son inventos o meras calumnias, y que "pronto la verdadera historia hará justicia". La anterior declaración la recogió un conocido diario de circulación nacional de un habitante de ese pueblo michoacano.

Sus admiradores y defensores le restan importancia al hecho de que en el año 2006, el Vaticano retirara a Maciel del ministerio sacerdotal, y que la propia sede papal haya reconocido en 2009 que era padre de una joven española. Quienes lo admiran, minimizan también el hecho de que el sacerdote michoacano haya sido adicto al demerol y la morfina.

Pero hablemos de los admiradores no michoacanos de Maciel. Uno de ellos fue, en vida, Juan Pablo II, quien lo definió como "modelo cristiano para la juventud". En el libro "Secretum, la España enigmática", Chema Ferrer afirma que "el papado de Juan Pablo II es de vital importancia para Marcial Maciel, ya que en 1983 el Papa aprueba el texto definitivo de las constituciones de la congregación. Su relación con Maciel se incrementó, situándolo muy cerca de su persona en las tres visitas que realizó a México durante su papado, además de concederle cargos eclesiásticos de principal relevancia, como el de consultor permanente de la Congregación para el clero".

En el año 2001, Alfonso Torres Robles escribió el libro "La prodigiosa aventura de los Legionarios de Cristo", en donde afirma que los Legionarios de Cristo "se han erigido en una de las congregaciones más mimadas e incondicionales del papa Juan Pablo II". En ese tiempo, y hasta el final de su pontificado, la admiración de Karol Wojtyla por Maciel seguía siendo grande, a pesar de las numerosas acusaciones por abuso sexual que sobre este último pesaban. El Papa se negó a escuchar a las víctimas y a la prensa que, en 1997, le diera amplia e importante cobertura al caso Maciel.

Jaime Rubio Rosales explica por qué razón Maciel vivió y murió sin ser juzgado jamás por los delitos que perpetró en agravio de no pocos menores de edad. Observe usted lo que respecto al tema escribiera el referido autor: "hasta el 2006 Maciel había eludido la justicia por ser un protegido de Juan Pablo II, que hacía caso omiso de las numerosas denuncias que llegaban al Vaticano".

Hace apenas unos meses, Jenaro Villamil escribía lo siguiente: "Ahora, casi un lustro después de su muerte, la imagen y legado mediático de Juan Pablo II pretenden ser salvados defenestrando, invisibilizando y mandando a las catacumbas a uno de sus protegidos y aliados más incómodos: Marcial Maciel".

Es muy probable que por esta razón Álvaro Corcuera, director general de los Legionarios de Cristo, haya emitido el decreto que ordena acabar con todas las referencias públicas al fundador de esa congregación. Este documento fue autorizado por el delegado pontificio Velasio De Paolis, e insta a quitar de los centros de la Legión y del movimiento laico Regnum Christi, todas las fotografías del sacerdote en las que se encuentre solo o con el papa Juan Pablo II. La idea, según se observa, es despejar el camino para la canonización del extinto pontífice polaco, quien supo de las andanzas de Maciel y nunca hizo nada. ¿Se elevará a los altares al Papa que protegió con su silencio al autor de tantos desmanes?


FUENTE:

http://www.oem.com.mx/eloccidental/notas/s2781.htm

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