lunes, 8 de septiembre de 2008

Acerca de los libros de educación (o confusión) sexual

. lunes, 8 de septiembre de 2008


LA MUJER DE PURPURA: Se quejan de los abortos, siendo que ellos son los culpables por tener una vision del pecado erronea, en donde ellos pueden matar en "Guerras Santas" violar niños sin ningun arrepentimiento, encubrir pederatas, recibir dinero de narcotrafico sin ningum problema, ya que ellos dictan que es pecado y que no, pero que dice la doctrinca Cristiana, es licito lo que hace el clero?


FERNANDA NAVARRO



En nuestras escuelas secundarias se está dando un fenómeno más que curioso, dramático, en torno a la educación sexual; tema de por sí relevante en estos tiempos de precoz despertar sexual entre los jóvenes. Resulta que los libros "oficiales" dirigidos a este tema no tienen una posición ni un criterio común ni único, como los libros de texto gratuito. En este caso, prevalecen dos criterios contrapuestos: uno con un tratamiento más objetivo, científico, del tema y otro con evidentes prejuicios moraloides, lo cual ha ocasionado una abierta disputa y confusión cuyas consecuencias se adivinan graves. Sin embargo, lo que más sorprende es la procedencia de uno y otro.



El primero, con tintes progresistas y más acorde con la naturaleza humana y a favor de la prevención de enfermedades, ha sido editado por el gobierno del DF y el segundo, con una concepción conservadora, con más preocupación por el pecado y por tranquilizar las conciencias de los padres que por la salud de los jóvenes, está siendo pagado y propagado silenciosamente por el gobierno federal.



Lo anterior apunta, en primer lugar, a una contradicción; pues la SEP se supone que abarca a todo el país, por lo que estaría entrando en una grave contradicción al ser el gobierno federal el que distribuye otra versión, otra concepción de la sexualidad, en lo oscurito, para tranquilizar las conciencias temerosas de aceptar una verdad tan irreversible como universal, en vez de enfrentarla racionalmente con las previsiones necesarias. Pareciera que la moral mal entendida, con su secular idea de culpa y pecado, los sigue obnubilando al grado de no ver la realidad con que las cifras de embarazos no deseados y prematuros así como de contagio de VIH nos sorprenden todos los días creyendo más en el sermón, el castigo o la vergüenza como solución que en una preocupación genuina por la salud y bienestar de sus hijos e hijas. Alguien podría preguntar a los católicos recalcitrantes si no resulta un tanto contrario a la lógica el creer que el cuerpo humano es pecaminoso cuando es obra de Dios.



Las respuestas podrían ser variadas y ya conocidas: que mientras el matrimonio no consagre la unión sexual, la abstinencia es lo que precede en cualquier persona decente: que la educación sexual corresponde a la familia, etcétera. Lo que sí salta a la vista es el creciente número de abortos clandestinos, de nacimientos no deseados y de enfermos que engrosan las filas del mortal VIH. Mortalidad frente a moralidad: esa es la cuestión, diría don Guillermo, el shakespeareano.



Desde otro enfoque, nos encontramos con una división tan incomprensible como inexcusable, que toca al sector mayoritario de la población de este país: la juventud. Me refiero a la información sobre la sexualidad que reciba el o la joven en cuestión. Pareciera que quedará al azar pues dependerá de dónde estudie, si en una escuela pública del DF o en alguna en las que el gobierno federal ha alcanzado a distribuir los 2 millones 300 mil ejemplares del libro Sexualidad y Salud humana, elaborado por la organización de ultraderecha Red Familia, con un costo –según un contrato entre Fernández Editores y la Conaliteg, en 2008– de 28 millones 225 mil pesos (según cifras de Comprante, el portal de transparencia del gobierno federal).



Lo que sorprende enormemente es cómo una organización con estas características logró tener el apoyo de un gobierno laico, históricamente y por ley, desde hace más de 150 años. Sobre este punto fue interrogado el subsecretario de Educación Básica, José Fernando González Sánchez, a lo cual respondió que "se trata de un mandato que tuvimos que cumplir". Y esto, justamente, después de haberse promovido y firmado la declaración conjunta derivada de la primera reunión de ministros de salud y educación para detener el VIH e ITS en Latinoamérica y el Caribe, donde México supuestamente se colocó a la vanguardia internacional de la educación sexual integral desde la perspectiva de los derechos humanos.



En fin, un dato más que nos confirma que México –en este y otros aspectos negativos– sigue siendo el mismo.


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