lunes, 11 de mayo de 2009

Luis Mora escupe al cielo

. lunes, 11 de mayo de 2009

Lunes 11 de mayo 2009


Al puro estilo del empresario Carlos Ahumada, ayer el ex presidente de Coparmex y candidato del PAN por el distrito VI de Puebla, Luis Mora Velasco, escupió al cielo y el mismo quedó embarrado de su propia saliva, al haber admitido que Acción Nacional manipuló políticamente el caso de la periodista Lydia Cacho. Este comportamiento parece tener dos explicaciones. Una es resultado de la pugna que existe entre El Yunque y el blanquiazul. Y dos, que el ex dirigente patronal se ha vuelto un personaje ingobernable dentro de las filas del partido de la derecha.


https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUiXU4pbiBcYeCKzX2acfviPQyXwuQXD2JDvpKOpcBQqsNLSJ1bwfwCNpZlD2qumIYIjvC_KBtmWIPA4b08-hAKEjSeuY1M_Ksd_VGibvdL5nuYO_JvSwyEQYUDR459RMsI8x6h0fgHQE/s400/pan-yunque.jpg


En el PAN se decidió como parte de su estrategia electoral revivir el escándalo del Lydiagate, pero únicamente en los llamados mensajes “sopa de letras”, los cuales se difunden a nivel nacional. En el ámbito local, se determinó que el caso de la periodista Lydia Cacho no va a formar parte ni del discurso de los candidatos y mucho menos de la propaganda.



Esa determinación fue rota este domingo por Luis Mora Velasco, al fustigar la manera en que el PAN uso el Lydiagate en los últimos tres años, y con ello manda el mensaje de que la organización de ultraderecha El Yunque no está de acuerdo con las estrategias electorales de los actuales dirigentes albiazules, tanto nacionales como locales.


Mora Velasco llegó a la candidatura sin tener arraigo en el PAN ni habilidades como candidato. Su nominación fue una imposición del Yunque, el cual es un grupo de presión que está buscando hacer fracasar al actual líder nacional del partido, Germán Martínez Cázares, como parte de la confrontación que desde hace tres años existe entre la ultraderecha y el grupo político del presidente Felipe Calderón.


El Yunque quiere presionar, obstaculizar a Calderón para obligarlo a negociar y que el presidente le ceda posiciones políticas a dicha agrupación de extrema derecha, luego de que el jefe del Poder Ejecutivo les quitó a los yunquistas muchos de los privilegios que consiguieron en el gobierno de Vicente Fox.



Esa disputa tiene como uno de sus escenarios al estado de Puebla. A eso obedece la actitud de Luis Mora Velasco. Y también explica por qué El Yunque no permitió a la ex subsecretaria de Gobernación, Ana Teresa Aranda, ser candidata a diputada, y que un sector importante del PAN, el más conservador, busque cerrarle el paso al senador Rafael Moreno Valle Rosas en su intento de ser el aspirante panista a la gubernatura.


En 2006, cuando estalló el escándalo del Lydiagate, el PAN, en un primer momento buscó la destitución del gobernador Mario Marín Torres bajo el argumento de que había permitido que el aparato del gobierno del estado se usara para violar las garantías constitucionales de Lydia Cacho. Pero después el grupo del entonces candidato presidencial Felipe Calderón y de Carlos Abascal Carranza, quien era secretario de Gobernación, cambió radicalmente de opinión y decidió que el asunto se utilizara como moneda de cambio.


Abascal por un lado, y el entonces presidente nacional del PAN, Manuel Espino, por otro, negociaron con priistas y funcionarios poblanos para que Acción Nacional pudiera ganar la mayoría de los distritos electorales de Puebla en las votaciones de 2006, y a cambio de ello los legisladores panistas impedirían que en el Congreso de la Unión se iniciara un proceso de juicio político contra el gobernador.


Todo se cumplió. Los panistas de Puebla dejaron –hasta la fecha– de hablar del Lydiagate. El PRI perdió la mayoría de los distritos, lo cual fue inédito. Nunca se intentó iniciar un juicio político en San Lázaro contra Mario Marín, y el PAN obtuvo importantes apoyos de varios mandatarios emanados del Partido Revolucionario Institucional que fueron fundamentales para quitarle –de manera sucia y deshonesta– el triunfo electoral al abanderado de la Coalición por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador.


El Yunque no estuvo de acuerdo en ese comportamiento de Acción Nacional. Los yunquistas en 2006 querían destituir al gobernador de Puebla y al mismo tiempo ya estaban chocando contra los caldenoristas.


En su momento Manuel Espino, cuando dejó la presidencia del PAN y los caldenoristas lo empezaron a perseguir por ser yunquista, reveló que había negociado con 10 gobernadores priistas, entre ellos Mario Marín, en torno al resultado de los comicios de 2006. Era una manera de cuestionar la legitimidad de Felipe Calderón.


“Yo hablé con muchos gobernadores... Con 10, que sí son muchos, son con los que pude hablar en ese momento. Y por supuesto que el mensaje también se lo hice llegar al gobernador de Puebla, como a otros. Pero no fue un acuerdo. No hubo una negociación. Me recibieron el mensaje. Ya lo que hicieron después ya es otra cosa.” Eso fue lo que dijo Espino en una entrevista que concedió al periodista Fernando Canales.


Ahora Luis Mora parece estarse inscribiendo en esa tónica. Por un lado viola las disposiciones del PAN en materia electoral de no hablar del Lydiagate. Por otro, con sus palabras, de manera indirecta, cuestiona la legitimidad de Calderón Hinojosa y de su grupo político.


Sin embargo, Mora Velasco incurre en el mismo error que el empresario Carlos Ahumada, quien recientemente reveló cómo priistas, panistas y Televisa armaron un complot contra Andrés Manuel López Obrador. Aunque este empresario de origen argentino, en su libro Derecho de réplica, quiere aparecer como victima de la conjura, en sí hay suficientes motivos para sentir desprecio por este sujeto que se revuelca en la mierda a cambio de dinero.


Lo mismo pasa con Mora Velasco, al final exhibe a su propio instituto político, al mostrar el rostro verdadero del partido de la derecha, que no le interesan la justicia, los derechos humanos, la libertad de expresión. Lo único que quiere es acceder al poder para que sus dirigentes hagan jugosos negocios.


La pelea del Yunque es por dos razones. Una es ideológica, pues quiere que su moral se imponga por encima de todo.



Y la otra es de orden económico: no soporta que un gobierno panista haya sacado a los miembros de dicha agrupación de los beneficios del presupuesto federal.


A eso se reducen las diferencias de los yunquistas con Calderón.



ESTO QUE HAS VISTO, DIFÚNDELO...

0 comentarios :

Publicar un comentario

LO MAS VISITADO DE LA SEMANA PASADA