sábado, 3 de octubre de 2009

Violencia orquestada por políticos corruptos y sacerdotes fanáticos

. sábado, 3 de octubre de 2009

Sabado 3 de octubre del 2009

Dirigentes de la Comisión Pro Tierra encabezaron ayer un violento ataque a trabajadores de Victoria SA y efectivos de la Policía Nacional. Una turba, convocada por el sacerdote Martín Rodríguez, golpeó con saña a trabajadores y agentes policiales. El objetivo era tomar por la fuerza la casa directorio de la firma Victoria SA.



Pobladores de Puerto Casado que reclaman seguridad y garantía para trabajar en la empresa Victoria SA. (foto de archivo)


Ayer, poco antes del mediodía, dirigentes de la Comisión Pro Tierra atacaron con violencia a trabajadores de la empresa Victoria SA luego de romper una barrera policial que protegía las instalaciones de la firma.


Los agentes de la Policía Nacional fueron emboscados por los seguidores de Francisco Dick, quienes se ensañaron con los uniformados. Una verdadera lluvia de piedras y petardos rompió la formación de los antimotines, quienes fueron perseguidos y golpeados con palos.


De allí, los atacantes se dirigieron al sector donde se encontraba el campamento de los trabajadores. El grupo estaba compuesto sobre todo por jóvenes y mujeres que trabajan en el área de reforestación.


La violenta marea humana se ensañó con los trabajadores: golpizas, cascotazos, petardos lanzados contra humanidades que corrían despavoridas de un lado a otro.


A esto se sumaron ataques a vehículos de la empresa, destruidos por las piedras; dos móviles se salvaron de ser incendiados. La concejala departamental Marlene Ocampo fue cercada, agredida y a duras penas pudo ser rescatada de los vándalos.


La vivienda del directorio de Victoria SA fue tomada por la fuerza, en medio de escenas de increíble violencia, con trabajadores y agentes policiales brutalmente golpeados.


Radio comunitaria católica

La convocatoria para tomar la casa del directorio fue realizada por la radio comunitaria católica Quebracho Poty, cuyo director es el sacerdote español Martín Rodríguez.


Desde el mismo inicio de su programa, a las 6.30, el religioso incitó a la población a concentrarse frente a la casa directorio para “marchar y recuperar lo que pertenece al pueblo”.


Alrededor de las nueve de la mañana llegaron a Puerto Casado seis vehículos, transportando gente que en buen número era desconocida en la ciudad. Se especula la posibilidad de que hayan sido matones contratados en Concepción y Remansito, Villa Hayes.


El nombre del diputado colorado José Chamorro se menciona como el probable financista de los vehículos que llegaron a Puerto Casado, transportando personas extrañas a la ciudad.


Mientras tanto, el sacerdote Martín Rodríguez seguía llamando a la población casadeña para concentrarse frente al predio de la empresa. Las arengas del cura español se convirtieron en preludio de la violencia que se desataría, en forma inmisericorde y cobarde, al emboscarse a los agentes policiales.


La radio católica fomentó ayer el choque entre casadeños, lejos de convertirse en un factor de diálogo, de discusión racional en procura de encontrar una salida al conflicto que divide a la comunidad, los sacerdotes optaron por impulsar el camino de la violencia.


Heridos, contusos, bienes destruidos fueron el saldo de una jornada que nunca debió suceder.


Resultado de la intolerancia

La miseria de Puerto Casado es resultado de la corrupción de la dirigencia política, corrupción que llega a niveles extremos. La lejanía y la falta de comunicación se convierten en aliadas de la impunidad

Al problema social se une la intolerancia fomentada por la radio comunitaria católica, que dividió a Puerto Casado en dos: los buenos siguen a Francisco Dick; los malos trabajan para Victoria SA.


Dividir una comunidad, fomentando aspectos religiosos, es muy peligroso. Ideología y religión se convierten en dogmas, donde es imposible discutir en forma racional. Si no hay diálogo es imposible llegar a un acuerdo.


Y esto es precisamente lo que está sucediendo en Puerto Casado, donde políticos corruptos y sacerdotes extremistas están causando un daño tremendo a la comunidad empobrecida.


Un grupo de políticos quiere tierra, Victoria SA ya donó 30 mil hectáreas al Estado paraguayo y Carlos Casado SA entregó en donación 2.500 hectáreas y 450 hectáreas para el casco urbano. Ya hay tierra suficiente, de sobra.


Otros casadeños pretenden trabajar. ¿Por qué no tienen derecho? Es intolerable la pretensión de que los casadeños no trabajen y que las puertas de Victoria SA sigan cerradas.


La violencia que se desató ayer en Puerto Casado tiene dos culpables: el sacerdote católico Martín Rodríguez y el “luchador social” Francisco Dick.


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