Un grupo de hispanos impiden que un sacerdote católico oficie misa por no tratar bien a los mexicanos

Martes 18 de Agosto del 2009 Charlotte (Carolina del Norte)

Charlotte (Carolina del Norte), .- Un grupo de feligreses hispanos impidió que un sacerdote oficiara la misa dominical en una iglesia católica de Carolina del Norte porque "no trata bien a los mexicanos", reportó hoy el periódico "The Fayetteville Observer".

El padre Walter Ospina, de origen colombiano y de 33 años, no pudo entrar ayer a su iglesia, San Andrés, en la pequeña localidad de Red Springs, donde la mayoría de los hispanos ahí asentados son de origen mexicano atraídos a la zona por empleos en la industria porcina.


Alrededor de 150 feligreses cerraron las puertas de la iglesia y colocaron un letrero en el que pedían "justicia" y el nombramiento por parte de la Diócesis Católica de Raleigh de un nuevo sacerdote.


Otras de las pancartas que cargaban los manifestantes ayer denunciaban que el padre "maltrata a su comunidad".


Según Ed Panas, editor del periódico "Acento Latino", los feligreses denuncian que Ospina, que lleva un año a cargo de la parroquia hispana, no los atiende cuando solicitan sus servicios y que siempre deben "hacer cita con la secretaria".


"Es una situación muy difícil. Los hispanos sienten que no son bien atendidos por el padre que al parecer tienen un modo distinto de dirigir la parroquia", afirmó Panas a Efe.


"Ha sido sarcástico y hasta distante con los mexicanos, muchos de ellos son indocumentados, y provienen de familias de escasos recursos económicos", cita el periódico.


También han surgido denuncias de conductas inapropiadas por parte de Ospina con una feligrés mujer, que según el jefe de la policía de Red Springs, Tommy Hagens, el caso se encuentra en revisión por parte de la fiscalía de la zona.


Hasta el momento, el padre Ospina no enfrenta ninguna acusación por parte de las autoridades y de acuerdo con el portavoz de la Diócesis, Frank Morock, el sacerdote "continuará en sus labores regulares".


Ospina sustituyó al padre Carlos Arce, un sacerdote muy querido por la comunidad y que se ha convertido en un defensor de los hispanos indocumentados del estado.


"Hasta que llegó (Ospina) en la parroquia no habíamos tenido problemas. Nunca tiene tiempo para nosotros", afirmó al periódico Julio Sánchez, quien asiste a la iglesia desde hace 15 años.


La policía tuvo que escoltar al padre a su vehículo porque temían por su seguridad. EFE

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