lunes, 6 de septiembre de 2010

Juan Sandoval quedará impune

. lunes, 6 de septiembre de 2010

Lunes 06 de Septiembre del 2010


El asunto del señor Sandoval, es un asunto de huevos. Lo que las instituciones del país hagan o dejen de hacer a partir de hoy va a dejar claro si siguen sometidas a los caprichos y mangoneos de autopretendidos líderes morales (Roberto Blancarte dixit) que dicen representar a la mayoría, pero que nadie eligió como representantes. Dudo que hoy haya quien afirme que los evangelios según Juan Sandoval representan lo que piensan todos los católicos de país o al menos de la comarca. 



Y digo que es un asunto de huevos porque va a medir el tamaño de nuestros políticos y funcionarios.

El voto de censura, o coscorrón público que le propinó la Suprema Corte de Justicia de la Nación es un buen principio para poner en su lugar a un hombre que predica amor, pero le da nausea saber que se practica, pero no es suficiente.

No llevar a Sandoval al banquillo de los acusados en tribunales por difamar a miembros del estado laico, esos sí democráticamente electos, abrirá la puerta para que él o cualquiera de sus cuates del club Vaticano sigan profiriendo declaraciones, señalando con su dedo flamígero a quienes luchan por la igualdad de derechos
y los va a empoderar para acusar mañana a gobernadores, o al presidente de cualquier estupidez que su mente fantasiosa les sugiera.

Es cierto que en un Estado democrático como el nuestro, todos tienen derecho a tener un punto de vista y la libertad para expresarlo en cualquier foro, pero esa libertad está limitada a no cometer ese delito que se llama difamación.

El señor Sandoval y sus cuates tienen derecho a decir que fuchi caca eso de los matrimonios gays. Pueden decir que, de acuerdo con sus creencias, eso de cachar granizo está muy mal, pueden defender que los matrimonios son para procrear chilpayates, pueden decir que el sexo es nomás para fecundar óvulos, pueden negar el placer que no conocen ni imaginan porque dicen ser célibes, etcétera. Lo que no pueden es acusar a una autoridad electa de sobornar a uno de los tres poderes constitucionales para votar a favor de una cosa elemental: dar derechos, igualarnos a todos los mexicanos.

Si como dijo ayer el representante del que dice representar a Dios en el estado es cierto, debe probarlo, dejarnos con la bocota abierta al aportar los elementos suficientes para que nos quede claro que sí, que como parte de un complot internacional, los grandes capitales se aliaron con el PRD y mangonearon a Marcelo Ebrard para que promoviera leyes de avanzada (y del diablo) como la que permite el aborto y que los que aman a personas del mismo sexo se puedan casar, y éste a su vez les dio un coche, una casa, un maletín de dinero con liguitas o mínimo uno lleno de condones. Si no lo hace, habrá difamado y como tal debe ser procesado por la justicia mexicana.

Aunque no soy ingenuo y sé que eso no va a pasar. Mientras las procuradurías de justicia, federal y del estado, sigan en manos del Partido Acción Nacional, el señor quedará impune. No veo al partido de los conservadores enfrentándose con uno de sus bastiones, y menos cuando saben que están a un pelito de perder la presidencia en 2012.

Además, suponiendo que se fajaran sus pantaloncitos para procesar a ese al que le besan la mano, luego le darán posibilidades de zafarse por su presunta jerarquía. Sólo hay que recordar que el señor Sandoval ya ha estado implicado en algunos otros asuntos judiciales y se le ha excusado de presentarse ante un juez y declarar por escrito. Así que, hoy que Marcelo Ebrard lo demande, seguramente Sandoval dirá algo así como: “Mira cómo tiemblo”, y se seguirá burlando de las instituciones como lo ha hecho hasta ahora.

Ante ello bien valen dos reflexiones. La primera es confiar en que la sociedad ya es mayor de edad y en los entornos íntimos ya no se deja influenciar por lo que digan los que se sienten divinos. La segunda es si le vamos a seguir haciendo caso a los que ven el mundo como se escribió hace miles de años, o si ya toca ignorarlos en sus rabietas que nada le abonan a que nuestra sociedad mejore. Porque una sociedad mejor no es aquella en la que los maricones no se puedan casar, amar o adoptar, sino una en la que todos pueden gozar de los mismos derechos, obligaciones y libertades.

Grava

1.- El efecto carambola que no imaginó Sandoval es que con este affaire fortalece a Marcelo Ebrard rumbo al 2012 porque muestra que tiene más huevos que Andrés Manuel López Obrador, quien, para que no se molestaran los derechosos frenó las uniones gay que se pudieron haber aprobado durante su paso por el gobierno del DF.

2.- Notarán que en todo el artículo no llamo cardenal, ni arzobispo a Sandoval, y eso es porque no estoy dispuesto a concederle ninguna autoridad. rsalazar85@hotmail.com

FUENTE:
http://impreso.milenio.com/node/8817902



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