viernes, 20 de junio de 2008

Libro "Los nuevos beatos cristeros"

. viernes, 20 de junio de 2008



Alfonso Yáñez Delgado / Síntesis Miércoles, 18 de Junio, 2008. 03:00am
El viernes pasado, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, quien aspira a ocupar la presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), solicitó vehementemente a la fundación Proconstrucción del Santuario de los Mártires, la devolución de 30 millones de pesos provenientes de los fondos públicos que le entregara el ebrio gobernador panista Emilio González Márquez.

La fuerza de las críticas, las manifestaciones y las demandas judiciales por disponer de fondos públicos para obras pías condujo al gobierno del estado de Jalisco que preside el piadoso y beodo gobernador González Márquez a solicitar al cardenal su intervención para devolver los fondos que indebidamente recibió, para un templo dedicado a los cristeros que no se tentaron el corazón para asesinar, aterrorizar, secuestrar a profesores que fueron enviados a diversas poblaciones del Bajío para alfabetizar a labriegos.


En el libro "Los nuevos beatos cristeros", Laura Campos Jiménez cita estadísticas fatídicas de la guerra cristera: Se perdieron 70 mil vidas en los dos bandos y además provocó una caída fulminante de la producción agrícola (38 por ciento entre 1926 y 1932) e incrementó la emigración de 200 mil personas hacia otras entidades republicanas y a los Estados Unidos.

De julio de 1926 hasta julio de 1929, la rebelión cristera trastornó las vidas de las poblaciones rurales del Bajío, en especial las de los estados de Michoacán y Jalisco, según la autora, quien agrega: "Estas fueron, entre otras, las consecuencias de la rebeldía y el desafío al Estado, aunado a la falta de humildad evangélica por parte de la jerarquía católica y la negativa que ésta mantuvo en hacer cualquier pronunciamiento que pudiera evitar las miles de muertes que arrojó esta guerra fratricida, llamada guerra cristera".

Es de señalarse que buena parte de los cristeros fueron personas que murieron ignorando que no defendían su fe ni su credo, sino intereses inconfesables de sus confesores, según opinión del historiador Francisco Martín Moreno quien coincide con el punto de vista del escritor alemán Walter Benjamín, que en el libro de Campos Jiménez, se reproducen sus reflexiones: "Los cristeros creyeron morir por su iglesia, pero en realidad murieron por las palabras equívocas y cambiantes y los actos contundentes que emanaron de las razón del estado del Vaticano y de los intereses de la jerarquía católica mexicana".

Seguramente por remordimientos de la jerarquía católica y para mantener encendida la hoguera de la intolerancia, primero se buscó que el Vaticano nombrara nuevos beatos, el 20 de noviembre de 2005, a 13 cristeros: Anacleto González Flores, Miguel Gómez Loza, José Dionisio Luis Padilla, los hermanos Ramón Vicente y José Ramón Vargas, José Luciano Esquivel, José Salvador Huerta Gutiérrez, Luis Magaña Servín, José Trinidad Rangel, Andrés Solá y Molist, Leonardo Pérez Larios, Ángel Darío Acosta y José Sánchez del Río. Después se creó la Fundación Pro construcción del Santuario de los Mártires, para erigir un templo en donde se puedan venerar a los responsables de las muertes, desorejamiento de decenas de profesores, violación a otras tantas maestras, y persecución a librepensadores, masones, y protestantes, todo en nombre de la defensa de la religión catolica.

Es de señalarse que el secretario de gobernación del gobierno de Vicente Fox, el sinarquista Carlos Abascal, acudió a la ceremonia de beatificación de los cristeros, olvidando que Anacleto fundó un grupo militarizado llamado Falange de la Patria y que como dirigente de la organización católica Unión Popular fue partidario decidido de la lucha armada para derrocar al gobierno. También el secretario sufrió amnesia respecto a Gómez Loza quien fue activo participante del descarrilamiento, asalto e incendio del tren de la Barca, uno de los episodios más crueles de la guerra cristera.

Con el tiempo, por el reblandecimiento o complicidad de las élites priistas, la entrega del poder federal a los panistas, el ascenso político y los negocios privados con patrimonio nacional de militantes de la ultraderecha, todo marchaba bien: Entrega de recursos públicos para obras del clero político, construcción de accesos a templos, donaciones de patrimonio público sin control alguno. Pero las bebidas etílicas, propiciadoras de conductas irreflexivas condujeron al gobernador del Estado de Jalisco Emilio González Márquez a mandar a chingar a su madre a sus críticos, con el aplauso cardenalicio de don Juan Sandoval Íñiguez quien no canta mal las rancheras en cuanto a ofender a quienes no coinciden con su pensamiento, se recuerda que refiriéndose a una denominación cristiana expresó lo siguiente: "se necesita no tener madre para ser protestante".

Las denominaciones cristianas que se sintieron afectadas protestaron y el cardenal reculó, ofreció disculpas, como también las ofreció cuando se refirió a los homosexuales en el sentido siguiente: "las desviaciones de algunas personas no deben servir para condenarlas, pero tampoco para presumirlas; que las mantengan en secreto", ya se imaginará el lector la respuesta de la comunidad gay y lésbica.

El viernes pasado el aspirante a presidir el CEM don Juan nuevamente reculó. Lo que antes aplaudió – la entrega de 30 millones de pesos de recursos públicos- ahora pide vehementemente que se regresen al patrimonio estatal.
http://puebla.sintesisdigital.net/index.php?mod=article&cat=plazademocracia&article=25831

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