Martes 26 de Octubre del 2010
La designación muestra una mala cara
de la cúpula de la Iglesia católica, sostiene
La difusión que realiza la Arquidiócesis de México de la designación del cardenal Norberto Rivera como integrante de la comisión pontificia de asuntos económicos es una festinación exagerada, debido a que el prelado fue llamado porque es representante de una de las arquidiócesis más ricas del mundo y no por una buena administración de la Iglesia católica local, opinó Bernardo Barranco, especialista en temas religiosos.
La Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes (Snap, por sus siglas en inglés) manifestó que la designación es una burla para la sociedad católica del país, toda vez que –agregó– el arzobispo tiene un proceso judicial abierto ante las autoridades de Estados Unidos por presunto encubrimiento de delitos de pederastia, del cual ya fue notificado y ya está al tanto del tema.
Eric Barragán, presidente para América Latina de la Snap, comentó que la designación del prelado como miembro del dicasterio muestra una mala cara del Vaticano, que no ha hecho nada por apoyar a quienes han sufrido abuso sexual por parte de clérigos, y que está acusado de presunto lavado de dinero.
Señaló en entrevista que es una vergüenza para los católicos mexicanos el nombramiento del cardenal, quien por sus antecedentes no es una persona calificada para estar en un puesto de esta magnitud.
El Observatorio Eclesial reprobó el nombramiento de Norberto Rivera porque –señaló– en los tres lustros que lleva al frente de la Arquidiócesis la administración de la Basílica de Guadalupe no ha sido transparente; tampoco clara ante la serie de acusaciones en contra de los Legionarios de Cristo y su fundador, Marcial Maciel.
La integración de Norberto Rivera a la comisión vaticana de asuntos económicos tiene lugar luego que se informó que la fiscalía italiana congeló fondos a la banca vaticana por presunto lavado de dinero.
Bernardo Barranco consideró que el arzobispado capitalino ha exaltado el buen manejo y buena administración del cardenal, quien a lo largo de sus 15 años (al frente de la Arquidiócesis) no ha estado exento de escándalos financieros. Desde que llegó intentó implantar un impuesto especial a las parroquias, muchas de ellas se opusieron.
Además del enfrentamiento que protagonizó con el abad de la basílica de Guadalupe, Guillermo Schulenburg, por el control del principal recinto mariano del país, del cual, dijo, nadie sabe cuánto gana. Incluso el propio episcopado mexicano no sabe a cuánto ascienden los ingresos, que principalmente proceden de la feligresía.
FUENTE:
http://www.jornada.unam.mx/2010/10/26/index.php?section=politica&article=017n1pol
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