viernes, 18 de octubre de 2013

Una historia de pedofilia y silencio en un colegio religioso de clase alta

. viernes, 18 de octubre de 2013

Vuelve a ser noticia el calvario que sufrieron al menos nueve alumnos del colegio San Juan el Precursor; Nicolás Cassese, un egresado de otra promoción, recuperó la historia en el libro El secreto de San Isidro, que acaba de publicarse
Por   | LA NACION



Estaba escribiendo un libro sobre los Di Tella cuando vio en un programa de televisión que ex alumnos del colegio San Juan el Precursor, donde él había estudiado, contaban que un profesor había abusado sexualmente de ellos durante años. Al profesor lo conocía, era amigo de la familia, había vacacionado con él, "conocía de primera mano su capacidad de encanto".

Entonces, Nicolás Cassese, periodista, escritor, supo que era el momento de dedicarse a contar una historia que le resultaba cercana. En ese momento, lo pensó así: "Qué hago perdiendo el tiempo con familias ajenas cuando acá hay una historia más convocante para mí".

La historia a la que se refiere Cassese, que le dio origen al libro "El secreto de San Isidro" (Ed. Sudamericana), ocurrió a principios de los 70 en el colegio religioso San Juan el Precursor. Allí el maestro de plástica Peter Malenchini abusó de por lo menos nueve chicos -entre ellos dos hermanos- durante el tiempo en que dio clases en el primario, desde 1966 hasta que lo echaron en 1975 sin dar a conocer las razones.

Habían pasado 30 años de aquello y recién entonces esa camada de amigos se había animado a contar "el secreto". En ese punto se detuvo. "La tesis del libro es que pedófilos puede haber en cualquier lugar, pero en ambientes tan conservadores, tan pacatos, donde el sexo es semejante tabú, es más difícil que se hable del tema. Porque no se habla de nada, mucho menos de pedofilia", dice. Luis María Belgrano (Tupa para los conocidos), uno de los chicos abusados por Michelini, testimonia en el libro: "El silencio fue más grave que el abuso".

- ¿De qué dirías que trata el libro?
- De la construcción de un secreto, de lo dañino que fue ese secreto y de su derrumbe en el mismo grupo social donde se construyó. Y de cómo la palabra resulta redentora. Me siento un cura hablando así, pero hay algo de eso. En este caso el secreto fue muy perverso y hablar de eso que había sido tan grave es lo que ayudó a sanar a esta camada de chicos abusados.

El ambiente era propicio para callar. Cassese describe a San Isidro, su lugar de pertenencia, como una sociedad católica y conservadora y, a su colegio, uno de cuyos fundadores fue su abuelo, como uno de elite provinciana. El principal mentor y fundador fue el padre Jorge Castagnet; tanto él como Jorge Casaretto, por entonces un joven sacerdote de San Isidro, y Oscar Justo Laguna, "un obispo de modos afectados y trato desagradable" -describe el libro- sabían de los abusos y decidieron ocultarlos.

Así lo hizo saber el presidente del Directorio Alberto Denna en una carta que envió a todos los egresados una semana después de que el caso se difundiera en la televisión. El programa Código Penal , del periodista Rolando Graña, que emitía América TV, fue el que activó a Cassese a empezar a contar la historia desde su perspectiva personal. Ahora, en cambio, cuando salió su libro, el rector Eduardo Cazenave lo llamó, pidió reunirse con él y le explicó que en aquella época el colegio transmitía "valores cristianos muy atados al reglamento del catolicismo", pero que ahora su posición era mucho más abierta. "Se basa más, no tanto en la cosa dogmática, sino más bien en la idea del amor", escuchó Cassese de boca del actual rector.


Le anticipó que el colegio iba a pedir perdón. Lo hará en una misa especial el próximo 23 de octubre a las 20.30 en el secundario, en Anchorena 419. ( Ver carta invitación )

"Fue muy raro volver 20 años después", dice el escritor. Empezó a recordar: los amigos del colegio, a quienes dedica el libro; las excursiones al río; el amor por los deportes al aire libre; los campamentos; las charlas "ridículas" del cura sobre sexualidad, especialmente sobre masturbación, "su gran tema". Ahora que lo cuenta a LA NACION se permite una humorada: dice que Fabio Alberti, ex alumno del San Juan el Precursor, supo recrear muy bien al cura en Peperino Pómoro, un personaje del programa Cha Cha Cha.

Por eso, cuando vio a esos amigos denunciando a un maestro en la televisión pudo verse él con los suyos. Cómo no acordarse de los campamentos que mencionaban, tan típicos del colegio. "Los campamentos eran una tradición. Yo iba, éramos muy chicos cuando empezábamos a ir, en cuarto grado de la primaria", recuerda. En su tiempo, Peter Malenchini ya no estaba, pero para las promociones anteriores él era el rey de los campamentos. "Los inventó él", precisa Cassese. Iban a Bariloche, a las Cataratas del Iguazú, a San Luis. "Los campamentos eran lo más. Era la primera vez que nos íbamos sin los padres, en carpa con otros chicos. Y había que hacer guardias, cocinar. Era muy divertido".


Para otros compañeros, los campamentos fueron eso, la felicidad de ser grandes, y también fueron el horror de las violaciones de Malenchini, uno de los adultos a cargo, el más admirado por los chicos. Cuenta Cassese en el libro. "El sueño los invadía, pero nadie se animaba a recorrer el camino hasta las carpas. En grupos pequeños, Peter y los otros tres coordinadores les fueron iluminando el trayecto. Tupa y Charly estaban en la misma carpa y quedaron para el final".

- Ustedes dos agarren su bolsa de dormir y vengan conmigo, les dijo Peter cuando fue su turno. Uno de sus compañeros de carpa sintió celos por no ser el elegido. Otro, en cambio, respiró aliviado. Por suerte, pensó, estaban Tupa y Charly. Así Peter dejaba en paz al resto.

Malenchini jugaba todo el tiempo con la posibilidad de que lo descubrieran: llegó a obligar a los chicos a que le practicaran sexo oral en el asiento de atrás del auto en que viajaban camino al campamento más esperado.


En ese mismo programa de Graña, los chicos cuentan cuándo empezó a alzarse la voz sobre el silencio. Fue al organizar el viaje de celebración a 25 años de egresados que Carlos Gontad (Charly) en medio de la reunión de preparativos dijo, casi a los gritos:

- Tengo algo importante que contarles, necesito que me escuchen
(No hacían silencio)
-Ustedes están hablando pelotudeces pero yo tengo que decir algo muy importante. Yo no tengo hijos pero ustedes sí y lo que voy a contarles es para que a ellos no les pase lo mismo que a mí.
Agitado y casi a los gritos Charly relató cómo Malenchini había abusado de él cuando aún estaba en el primario. Contó situaciones precisas de manoseos.
-Vamos, Charly, hay que mirar para adelante, le dijo un compañero
-Este no escuchó que Malenchini me garchó durante dos años, retrucó él
Después nada fue igual entre ellos. Un secreto empezaba a dejar de serlo.

Cassese reconoce que escribir este libro fue sanador. Casi se ve en la obligación de aclarar que él no fue abusado -cuando entró al colegio ya habían expulsado a Peter- pero podría haberle ocurrido. Este profesor incluso era el "amigo raro" de la familia, el loco de pelo largo que andaba en moto y pintaba. "El conservadurismo, esa cosa tan rancia es algo que yo discutía con mis amigos del colegio, daba vueltas en mi cabeza hacía mucho tiempo, por eso este libro tiene una parte muy personal", dice.

- ¿Por qué publicar esta historia ahora?
- A veces tenés que madurar algunas cosas, no sé si antes hubiera estado preparado para contarlas. Supongo que hay algo de catarsis de mi parte.


El caso Peter Malenchini
A principios de los 70, Peter Malenchini era profesor de plástica en el San Juan el Precursor, el más tradicional de los colegios de San Isidro. El docente, era adorado por sus alumnos de primaria, abusó de por lo menos nueve de ellos, incluidos dos hermanos, los Belgrano. Treinta años después, las víctimas decidieron contar su verdad y así derrumbar el muro que ocultaba el caso. Escraches públicos, entrevistas con cámara oculta y el programa televisivo "Código Penal" rompieron el silencio de años. A Malenchini no lo pudo condenar la Justicia porque esos abusos prescribieron, sin ser denunciados, 12 años después de cometidos. Los ex alumnos abusados buscaron, al menos, una condena social. Nicolás Cassese cuenta en su libro que no logró encontrar a Malenchini para entrevistarlo.

 Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1627795-una-historia-de-pedofilia-y-silencio-en-un-colegio-religioso-de-clase-alta?utm_source=FB&utm_medium=Parti&utm_campaign=1627795&fb_source=message





1 comentarios :

Anónimo dijo...

. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA

Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

Ejemplo:

Ceder el paso a un peatón.

Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

Poner un intermitente

Cada vez que cedes el paso a un peatón

o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años

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