martes, 18 de octubre de 2011

¿Cómo reemplazar a un cardenal caído en desgracia?

. martes, 18 de octubre de 2011

Martes 18 de octubre del 2011. México
JANE DE LA SELVA



El que debería ser primero honorable ciudadano y luego cardenal,  Norberto Rivera Carrera, declara que el hombre podrá legislar, pero no por arriba de los designios divinos. También declaró que “al igual que lo hizo Jesús,  la Iglesia debe abordar e interceder en asuntos políticos”.

Con el respeto que me otorga la libertad de expresión y el dictamen judicial de un acto delictivo, aseguro que el señor Norberto Rivera no merece el puesto que representa, ni consideración de los fieles católicos auténticos en su humilde fe o de ningún otro ser humano decente, por haberle sido comprobada su colaboración en la protección de un sacerdote pederasta ya encarcelado en California, Nicolás Aguilar Rivera, que violó en la década de los noventa a 86 niños entre la ciudad de Puebla en nuestro país  y en Los Ángeles, EEUU, removido de parroquia en parroquia, con conocimiento de causa de este encumbrado personaje, a fuerza de las graves denuncias de padres de menores que surgían en su contra.

Que si Jesús viviera, reitero, “ya hubiese mandado al infierno al señor Rivera y sin paradas, por este solo e imperdonable pecado”.  En un crimen de este rango, el “nadie es perfecto, o perfecto sólo Dios” como expresó su colega Sandoval Iñiguez, no tiene cabida.  Debería pagar mínimo, con la destitución, ya que lo que autorizó para encubrir el crimen del sacerdote poblano, puedo asegurar no fue por “designio divino”.

No le es permitido moralmente, por tanto, declarar nada en nombre de la virtud, ni del buen Jesús.

Por el bien de los creyentes católicos mexicanos debió hace rato haber sido reemplazado, para que algún humilde y amoroso servidor de la solidaridad humana y fervor espiritual, con probada autoridad moral,  encabece con dignidad este cargo pastoral tan denigrado por este personaje.

Esta petición debería ser reflexionada a conciencia, por todos los hombres y  mujeres católicas de buena voluntad.

La Iglesia Mexicana debe exigir al Vaticano este cambio, sin dar certeza jurídica a cualquier otro argumento estipulado en el derecho canónigo, por ameritarlo la crítica situación, antes de que este señor la acabe de hundir con su manchada reputación y la permisividad de la que goza para comportarse como le viene en gana, exento de sus obligaciones para cumplir con la sociedad, faltando al derecho constitucional con la que esta debe regirse en un Estado laico, sin que nadie le ponga, un alto, un ya basta.

FUENTE:
http://sdpnoticias.com/columna/5312/Como_reemplazar_a_un_cardenal_caido_en_desgracia

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